RIESGOS DE UNA EDUCACION SEVERA

La relación entre padres e hijos, no debe tener límites en cuanto al amor, pero sí debe tener límites en cuanto a la enseñanza, con la precaución de no caer en una educación muy severa. 


Cuando un joven obedece siempre a los deseos de sus padres y otros adultos, lo más probable es que haya sido sometido a una disciplina excesivamente estricta.

El resultado es la pérdida de su individualidad.

Así, es como más tarde, ciertos jóvenes no consiguen interesarse por nada, sólo encuentran satisfacción sometiéndose a la voluntad de los demás.

Con frecuencia les resulta difícil cumplir una tarea a menos que los demás se lo exijan o le den indicaciones precisas acerca de lo que debe hacer.

De este modo, cuando la educación ha sido muy rígida, los adolescentes pierden una cualidad muy importante que es la de emprender por sí mismos cualquier actividad o trabajo, llevados por sus propias inclinaciones o deseos.

Un adolescente que siempre obedece será un adulto pasivo, carente de iniciativa.

Los padres deberían saber, entonces, que una educación demasiado severa, en lugar de ayudar perjudica a los hijos.

Y que éstos, lo que básicamente necesitan para crecer sin problemas, es afecto y una sana libertad.



Reflejos Femeninos A.M

Foto: Hoy padres.com