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Cuento sobre Un niño tímido - Lectura que enseña



Sector de lectura, especialmente para niños, para incentivar a que los pequeños lean mucho más, y para los papás que apuestan a educar, leyendo un libro, y no tanta computadora.



En el post de hoy, veremos un cuento para reflexionar, sobre su temática, tanto ayuda a entender a otros, siendo niños o adultos.


Tema: La timidez

Un cuento que narra lo que siente un niño tímido, muchas veces ignorado por sus padres, maestros, amigos, familiares.

Es un cuento para contarselo a los niños, antes de dormir, entretener y aprovechar, la oportunidad, de inculcarles valores através de la lectura.

Como es un cuento que intenta ayudar a los niños que tienen como problema, la timidez, lo posteo tal cual el autor lo publicó. Cada palabra es un mensaje de aprendizaje. Ojalá ayude a un montón de niños!!!

Cuento:
Orejas mágicas para niños tímidos




Juan era un niño muy tímido. Sentía tanta vergüenza al estar con otras personas, que no se atrevía a decir nada, y se quedaba casi siempre quieto y callado en una esquinita, temiendo lo que pudiera pasar si habría la boca.

Un día, durante una visita, Juan sintió tanta vergüenza que se escondió en una habitación. 


De repente, una burbuja apareció ante sus narices, y de ella surgió un pequeño duende. 


Con exagerados gestos de dolor, se tapaba sus grandes orejas con las manos y gritaba:

- ¡Por favor! ¡Por favor! Deja de gritar así. No lo puedo aguantar...

Con el susto el niño olvidó su timidez, y preguntó al duendecillo

- ¿Por qué lloras? ¿Quién te está gritando?


- ¿¡Cómo que quién me grita!? - respondió indignado- pues tú, ¿hay alguien más aquí?

El niño miró a su alrededor. Era verdad, estaban solos.

- ¿Qué? Pero si yo casi nunca digo nada... siempre me porto muy bien – dijo tratando de excusarse.


- ¡Ah, claro! - siguió hablando el duendecillo sin perder su enfado- Y voy yo y me lo creo. Tú gritabas como hace tiempo que no he oído a nadie gritar...


- Pero si no he abierto la boca...


- ¡Anda! ¡Esta sí que es buena! ¡Como si para gritar como un loco hubiera que abrir la boca!
- Pues claro- respondió Juan- ¿cómo voy a gritar sin abrir la boca?

Entonces la cara del duende cambió del enfado a la sorpresa.

- Aaahhh....- dijo bajando el tono de voz- ¿pero es que no lo sabes? ¿Nadie te ha contado que tus ojos, tu manos, tus pies y todo tu cuerpo hablan todo el rato? 

¡Ahora lo entiendo todo!

Y acercándose a Juan, como en secreto, el duende comenzó a explicarle que cada parte del cuerpo habla su propio idioma sin parar, y cómo cada gesto que hacemos dice unas cosas u otras, en voz bajita o a gritos. 


Y al final, le entregó un frasquito, dejó caer sus gotitas mágicas en las orejas al niño, y le dijo:

- Ahora comprobarás lo que te digo. Con esta poción podrás ser como yo y oír a través de tus orejas lo que dice la gente sin abrir la boca.

Fue una experiencia increíble para Juan. Durante unos pocos días, pudo escuchar cómo todo el mundo mantenía dos o tres conversaciones, incluso estando completamente callados. 


Y escuchó a sus papás decirse cosas bonitas con la mirada, y a los pies de la vecina protestar porque el ascensor tardaba en llegar, y a la cabeza del carnicero agradecer a una señora lo generosa que había sido con la propina. 


Pero lo que más le sorprendió fue cuando en un cumpleaños coincidió con otra niña tímida, que miraba constantemente al suelo y no se atrevía a hablar con nadie. 


Sus mágicas orejas pudieron oír sus grandes gritos: “¡no quiero estar aquí! ¡no quiero jugar con nadie! ¡odio las fiestas!“ 


Y sabiendo que no era verdad lo que decían los ojos y los pies de aquella niña, se acercó junto a ella y le contó lo que estaba gritando sin saberlo, y mojó sus orejas con las gotitas mágicas ¡Eso sí que les hizo sentir vergüenza!

Juntos, Juan y su nueva amiga se propusieron investigar qué gestos y posturas hacían que sus cuerpos fueran más callados y agradables. 


Y así fue como descubrieron que sonriendo, mirando a los ojos, acercándose más a las personas y diciendo “hola” y “adios” cortésmente, sus cuerpecitos dejaron de ser unos gritones, para convertirse en tipos simpáticos y agradables. 



Autor.. Pedro Pablo Sacristán





Reflejos Femeninos
A.M
Fuente: cuentosparadormir.com


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